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10 ene 2013

2 relatos - Daniel Rojas Pachas (Perú, 1983)

Educación sentimental 1

a Boris Vian

En mi vida había oído a una mujer chillar así; de repente, me di cuenta de que me corría en los calzoncillos; fue una sacudida como no la había sentido nunca, pero tuve miedo de que viniera alguien. Encendí una cerilla y vi que sangraba a chorro. Entonces me puse a golpearla, al principio sólo con el puño derecho, en la mandíbula, oía cómo se le iban quebrando los dientes y seguía golpeando, quería que dejara de gritar. Pegué más fuerte y luego recogí su falda, se la metí en la boca y me senté encima de su cabeza. Se revolvía como una lombriz. Nunca hubiera imaginado que tuviera tanto apego a la vida; hizo un movimiento tan violento que pensé que el antebrazo izquierdo se me desgajaba; me di cuenta de que estaba tan fuera de mí que la habría despellejado; entonces me levanté para rematarla a patadas y le puse el zapato en la garganta y me apoyé con todo mi peso. Cuando dejó de moverse sentí que me corría otra vez. Ahora me temblaban las rodillas, y tenía miedo de desvanecerme.
 

Carne I

“When my skin turns into glue 
You will know that itʹs warm inside”
(Cold Cold Night, White Stripes)


Cuántas veces soñaste con ese cuerpo de niña sobre tu entrepierna… herido por el roce en esas cavidades sin nombre, húmedo y a la espera… los injertos están listos –tenemos a los especímenes en fila, usted decide cuál quiere llevar… tantas noches deleitado por la idea de cortar tu cuello y hundirme allí… desgarrar, nutrir atravesando los músculos, tiritar y los ojos ahogándose… el maquillaje se escurre… y voy golpeando su garganta… de la boca cae un líquido blanquecino y parece que la mirada le fuera a estallar, enrojecida, sus nalgas parecen arder y sólo puedo seguir golpeando… hemos tomado las muestras de la calle… están desinfectadas y han sido debidamente adiestradas en el arte de amar, hemos removido además las partes que nos impedían doblegar su voluntadel control será de todos modos entregado una vez efectúe el pago y firme el contrato que garantiza su adhesión a nuestro selecto grupo… cuántas tardes encerrados repitiendo los mismos juegos… como dos niños que reconocen lo oscuro de olerse, de corretear con la lengua sobre un cuerpo tendido, estéril a simple vista pero lleno de sabores… cuajar la sangre e ir abriendo caminos que terminan con el cuchillo contra algún hueso… alimentamos los gemidos y su secreto… magnífica elección... tirada en el suelo… con la mirada en el techo y esa sonrisa artificial que le han tatuado… dispuesta a escuchar y entregar el calor de sus pechos diminutos… a ésta la encontramos viviendo en un vertedero del sector sur, estaba desnutrida y con bronquitis… pero nuestros médicos y el Dr. Arrizabal, nuestro nutriólogo, se encargó de sacarla adelante… muchas veces no tenemos esa suerte… sabernos amados sin condición, ser un salvador… estamos haciendo un servicio a la sociedad, rescatando a estas víctimas, abandonadas por sus familias, pobres criaturas… te susurro al oído y de buena gana recibes todo el peso de mi cansancio…es la única forma de dar utilidad a aquellos que sus propios padres consideran despojos… vivía con una comunidad de viejas que recolectan y venden cartón… pura, esperando mi auxilio… sería peor que muriese en la calle como cualquier anónimo, no cree… sólo dios sabe cómo terminan, vendiendo sus pobres cuerpos, su integridad a terceros, qué imagen más repugnante, pero ella tuvo suerte con nosotros, y ahora con usted… que sabrá cuidarla y darle lo mejor, no es así… la espera acaba y cuántas veces… tenemos la suerte de… 

-Daniel Rojas Pachas

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